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Aprenda a Vivir

Los programas Aprenda a vivir son producidos por el Rev. Milton Villanueva, pastor retirado de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa.

Serie: T U L I P
Violencia Doméstica
Serie: REFORMA

Serie Prematrimonial  #1                                          

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DEFINIENDO EL MATRIMONIO

 

“Lo más importante que se puede lograr en un curso de consejería prematrimonial es el compromiso de que tan pronto surja el primer conflicto matrimonial... regresen ambos a su consejero en busca de hacer los ajustes necesarios.”

 

            Ningún matrimonio está hecho a prueba de conflictos.  Ningún consejero ni consejería se los podrá evitar. Pero, mientras transcurre el tiempo hacia ese sueño tan acariciado, más vale estar preparados para enfrentar satisfactoriamente el matrimonio y sus conflictos, y evitar que se nos convierta en una pesadilla.

            Alguien ha dicho con mucha razón, que el matrimonio “es el único juego donde ambos participantes pueden ganar, pero a la vez, donde los dos pueden perder”.  Y a nadie le gustaría llevar la peor parte en esa jornada de la vida, que es una de las más importantes, si no la más en la experiencia de todo ser humano.

            Pero, ¿qué es el matrimonio? ¿De qué estamos hablando?  Conviene tenerlo muy claro desde un principio, antes de soltar las amarras de la soltería.  Pues, bien, más que un contrato legal, el matrimonio ha de entenderse como un pacto entre dos personas ante la presencia de Dios y de quienes asisten como testigos de parte de la sociedad.  Las promesas mutuas que se hacen los novios en la ceremonia nupcial tienen más fuerza que un contrato legal. Hay en cada una de esas promesas una fuerza moral y de honorabilidad, que son tomadas como dignas de entera confianza por cada uno de los contrayentes, el oficiante de la boda, los familiares y los testigos presenciares. Y, sobre todo, porque son hechas delante de Dios mismo que es quien instituyó el matrimonio para su gloria y para  el bienestar del ser humano.

            La realización del matrimonio presupone una relación monógama, entre un hombre y una mujer, bajo la sanción divina, que procura ser permanente; y en la cual cada uno de los cónyuges buscará satisfacer las necesidades mutuas de amar y ser amado, de profunda amistad, de compartir, de compañía, de realización, de satisfacción sexual, y de tener hijos. 

            Se puede decir que cuando Dios instituyó el matrimonio, lo hizo para proporcionarle al ser humano el estado civil ideal y la relación más íntima y sublime que se puede experimentar entre dos seres humanos.  Tan es así, que en la Biblia se toma el matrimonio como una ilustración del amor puro y sacrificial de Cristo por su iglesia, y de la unidad perfecta entre Cristo y su pueblo, que se expresa en el contexto humano con aquellas frases bíblicas:  “Y serán una sola carne”... “y lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”.  

 

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Definiendo el Matrimonio - Milton Villanueva
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Serie Prematrimonial  #2                                          

 

¿Por qué me quiero  casar?

 

“Las motivaciones que tengas para casarte pueden predecir o determinar cómo será tu vida matrimonial.”

 

            Por eso, antes de dar cualquier paso conducente al matrimonio, tienes que hacerte un examen a conciencia de lo que te motiva a hacerlo. La pregunta a formularte es “¿Por qué me quiero casar?”

            A continuación voy a mencionar algunas posibles razones. Si alguna de ellas es la suya, inmediatamente que la escuche figúrese una alarma, una señal de peligro o un semáforo con la luz roja encendida.

RAZONES:

  • Porque quiero salir cuanto antes del hogar de mis padres.

  • Porque tengo muchos problemas que se resolverán si me caso.

  • Porque quiero ayudarlo a él o a ella a resolver sus problemas.

  • Porque tengo miedo a pasarme de la edad ideal para casarme.

  • Porque tengo miedo a perderlo o perderla.

  • Porque me da pena dejarlo o dejarla.

  • Porque tengo miedo a sucumbir en la tentación.

  • Porque ya caímos en la tentación.

  • Porque quiero olvidar un fracaso amoroso anterior.

  • Porque no soy feliz conmigo mismo o conmigo misma.

  • Porque hay un embarazo por el medio, y ¿qué dirán mis padres y la gente cuando se enteren?

  • Porque necesitan quién me sostenga económicamente.

  • Porque quiero conseguir la residencia en este país.

                Insisto en que si alguna de estas razones para casarte es la tuya, por favor, busca ayuda porque ninguna de ellas por sí sola constituye un motivo legítimo para el matrimonio diseñado por Dios. Y, además, a mi manera de entender las cosas, son más los problemas que se va a buscar que los que va a resolver.

                ¡Qué distinto sería si pudieras decir: Porque nos amamos profundamente y queremos estar unidos el resto de nuestras vidas, luchando juntos, ayudándonos mutuamente, satisfaciendo nuestras necesidades físicas y emocionales! Y, sobre todo, si me dijeras: Porque estamos seguros que es el plan y la voluntad de Dios para que seamos el uno para el otro.

     

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¿Por qué me quiero casar? - Milton Villanueva
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Serie Prematrimonial  #3                                          

 

Responsabilidades de un Esposo

“Si de algo estamos seguros es que el matrimonio es para gente responsable, porque el matrimonio implica grandes responsabilidades ante Dios, entre los cónyuges y ante la sociedad.”

 

            Por eso, hoy quiero hablarles acerca de la responsabilidad del hombre en el matrimonio. Cuando la Biblia dice que “el marido es cabeza de la mujer”, de ninguna forma ha de tomarse como algo ofensivo. Porque no se trata aquí de superioridad sino de un rol asignado y reconocido por Dios. El hombre es responsable ante Dios por la dirección y liderazgo de su familia. Amigos míos, no existe institución por grande o pequeña que sea, donde dos personas tengan la autoridad final. Sería un caos. Siempre alguien tiene que representar la autoridad final,  y ya sea que la comparta o delegue, alguien tiene que asumir la responsabilidad. El matrimonio no es la excepción. El hombre es el líder en el orden de Dios para la familia.

            Por otra parte, se subraya en el “Manual del Fabricante” que “el marido ame a su esposa”. Lo cual implica que su liderazgo no es una insensible dictadura sino una demostración de amor. Debe de cuidar de ella como a su propio cuerpo, velando por sus necesidades físicas, emocionales y espirituales; velando por sus aspiraciones, esperanzas y bienestar en todos los órdenes de la vida. Y todo esto llega a su máxima expresión cuando se insta al esposo a mar a su mujer “como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” ; sin egoísmos, sin reservas, hasta el sacrificio.

            También, la Biblia apunta hacia el hecho de que el marido sea considerado y comprensivo con su esposa. Debe tratarla con toda la delicadeza y candor que ella precisa. No espere que su esposa le tenga que preguntar “¿tú me amas?”  Tome la delantera y dígaselo cuantas veces tenga la oportunidad. Que a ella nunca le estará mal ni le parecerá demasiado. Y, después que se lo diga, demuéstreselo, no solamente con un gesto o una caricia, sino prestándole atención y ayudándola en las tareas de la casa, que para ella es una extensión de sí misma.

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Responsabilidades de un Esposo - Milton Villanueva
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Serie Prematrimonial  #4                                          

 

Responsabilidades de la Esposa

 

“Y dijo Dios: No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea.”

 

            Ya se dan cuenta ustedes que a pesar de toda la hermosa, rica y variada creación que rodeaba al primer hombre, Dios discierne en él la necesidad de un compañerismo que le fuera de ayuda idónea en todos los órdenes de su vida.  Entonces… le proveyó la mujer para cumplir con ese cometido.  La mujer juega un papel preponderante en la vida del hombre, y la vida matrimonial satisfactoria dependerá fundamentalmente de que ella sepa cumplir con la principal razón que dio origen a su existencia.  No hay nada ni nadie que pueda ayudar más al hombre que su esposa. Pero de igual forma, cuando ella no le corresponde en este sentido, puede representar la mayor causa de su ruina. El hombre que se siente apoyado por su esposa se siente capaz de conquistar el mundo. Pero cuando ocurre todo lo contrario, se siente vencido aún dentro de las cuatro paredes del hogar.

            La pregunta que se impone a esta altura es: ¿Cómo puede la esposa ser la ayuda idónea de su marido? Pues, sencillo: ofreciéndole compañerismo, apoyo, respeto y admiración en todo, y muy particularmente en el desempeño de sus responsabilidades que son una extensión de su personalidad. El hombre, que está orientado hacia el trabajo, a la provisión de las necesidades cotidianas del hogar y a su protección, necesita a su lado una compañera que le apoye, le ayude y que valorice su quehacer. Y aunque esto parezca insignificante, en realidad, no lo es. Muchos maridos abandonan el hogar porque encuentran en el camino quien supla es necesidad, tomándolos en serio y haciéndoles sentir en un pedestal.

            Por otra parte, la mejer debe saberse ganar el lugar de confidente, logrando que su esposo llegue a ser transparente con ella, compartiendo sus triunfos y celebrándolos; pero también, comprendiendo sus frustraciones y fracasos, y asegurándole que ella siempre estará a su lado, en las buenas y en las malas. Y cuando estos elementos que hemos mencionado se hayan presentes en el matrimonio, gracias a la generosa contribución de la esposa, entonces la intimidad sexual será una celebración, y el matrimonio un verdadero intercambio de gratificaciones que mantendrá  a la pareja cautiva del encanto.

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Responsabilidades de la esposa - Milton Villanueva
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Serie Prematrimonial  #5                                          

 

Lo Esencial de una Buena Comunicación

 

Toda persona que aspire casarse o conservar en buenos términos su matrimonio,

debe procurar la práctica de una buena comunicación.

 

             Si la buena comunicación es esencial en toda relación humana saludable, ¡cuánto más en el matrimonio!  Cuando el apóstol Pablo se refiere al asunto de la comunicación, lo primero que establece es que “desechando la mentira, cada cual hable la verdad con su prójimo”. Lo que equivale a decir, que toda buena comunicación requiere honestidad, franqueza y sinceridad.

            El escritor Howard Eyrich en su libro de consejería prematrimonial Tres para estar preparados, dice que en la misma primera sesión de consejería  hay que poner todas las cartas de la verdad sobre la mesa.

            El pastor debe ser claro en que “el no está en el negocio de casar gente sino en el de establecer hogares a la manera de Dios”. Por otra parte, se requiere de los comprometidos que sean honestos en compartir a tiempo algún secreto “sensitivo” que no han compartido entre ellos. ¿Hay en el pasado de los novios algún hecho, experiencia o  actividad que más tarde podría salir a flote y afectar la relación matrimonial?  Si lo hay, ¿por qué no confrontarlo a tiempo, antes que pueda surgir como un fantasma a arruinar la relación matrimonial? Callar algo que debe dilucidar antes de casarse conllevará una carga de culpabilidad innecesaria, que subyacentemente estará socavando los cimientos de cualquier matrimonio.

            Algunos de los renglones que no deben de guardarse como secretos, por su potencial nocivo, son:  1. Si existe algún record policiaco o sentencia legal, y la razón para cualquiera de las dos.  2.  Si existe algún hijo fuera de matrimonio, y los pormenores del caso.  3.  Si alguno de los novios ha tenido experiencias sexuales previas.  4.  Si alguno de ellos tiene inclinaciones hacia personas de su mismo sexo o ha incurrido en prácticas homosexuales.  5. Si alguno de ellos ha sido víctima de rapto, violación o abuso sexual.  6. Si ella ha tenido algún aborto.  7.  Si alguno de los dos es estéril.  8.  Si existe algún padecimiento físico o impedimento orgánico que no salte a la vista.

            ¡Ay, amigos!  ¡Cuántos males se podrían evitar si estos asuntos se trataran como se deben tratar, con la verdad a flor de labios, y cuando se tienen que tratar, que es antes, y no después, de la ceremonia nupcial.

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Lo esencial de la buena comunicación - Milton Villanueva
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Serie Prematrimonial  #6                                          

 

Mala Comunicación Hasta el Colmo

 

La mala comunicación entre novios, y aun en el matrimonio puede llegar hasta el colmo.

 

             Y si le parece exagerado, que tal uno de los casos que nos narra el Dr. Jay Adams en su libro Vida Cristiana en el Hogar.   Luis y Rosa acudieron a suy consejero., y en los términos más amargos ella expuso su problema: "Estoy completamente segura de que mi marido me está engañando.  El dinero ganado en las horas extras de su trabajo se ha estado desapareciendo sin que medie ninguna explicación. Me estoy imaginando lo peor. Quiero me diga ahora mismo qué está haciendo con él."  Rosa había guardado esto dentro de sí los últimos cuatro o cinco meses que fue cuando descubrió lo que estaba pasando. Como resultado, su amargura crecía de día en día hasta tornarse insoportable para ella.

             La confrontación era inevitable. Volviéndose hacia él, el consejero le preguntó:  "Luis, ¿qué ha hecho con el dinero? ¿Lo tomó realmente? "   Luis metió lentamente la mano en su bolsillo, sacó la billetera, buscó en un compartimiento secreto y respondió:  "Aquí está todo."   Mientras lo sacaba y lo ponía sobre el escritorio, este fue su comentario, entre sorprendido y averganzado:  -"Lo estaba guardando para nuestro aniversario a fin de regalarle algo especial."  

            Algo anduvo mal en la comunicación de esta pareja, que hizo que lo que se dibujaba como una amorosa sorpresa, perdiera su encanto, por una mujer que tuvo cinco meses para preguntarle directamente a su esposo acerca de este asunto., y no lo hizo.  La relación matrimonial no puede estar plagada de enigmas y sospechas.  Debe de ser meridianamente clara, transparente y veraz.   Por otra parte, en qué mundo esta Luis y dónde tenía puestos los ojos, que no pudo percatarse por casi cinco meses de que algo raro le estaba pasando a su esposa.  Ni siquiera tuvo la curiosidad de averiguarlo.

             Tengo la impresión de que el mejor regalo de aniversario que ambos se pudieron, y debieron haber hecho, hubiera sido haberse comunicado sus sentimientos y preocupaciones, y no dejar que las cosas llegaran hasta el colmo.

 

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Mala comunicación hasta el colmo - Milton Villanueva
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Serie Prematrimonial  #7                                         

 

Mejorando la Comunicación

 

¿Andarán dos juntos, si no se pusieren de acuerdo?

 

             Siendo como es la comunicación, algo tan vital en todas las relaciones humanas, especialmente en la vida familiar, creo que debemos insistir en el mejoramiento de la misma.  Porque como dice la Palabra de Dios: “¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?”

            Hasta ahora hemos dicho que la base de toda buena comunicación es decir la verdad siempre, pero… con amor.  Hoy añadimos un viejo, pero siempre vigente consejo para mejorar la comunicación: “airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.”  Hay en este consejo tres elementos importantes:

Primero: Que airarnos es algo legítimo, en lo cual no hay nada pecaminoso.  Así, que, por su bien, no reprima esa emoción o sentimiento. Dios mismo lo ha hecho posible.

Segundo: No deje que su ira se convierta en pecado. La ira se convierte en pecado cuando perdemos el control sobre ella, y es ella la que nos controla a nosotros. También, cuando usamos contra una persona cualquiera de sus formas de expresión; o cuando la usamos contra nosotros mismos auto castigándonos o destruyéndonos. La salud emocional de una persona conlleva un balance entre el amor propio y el que se le debe al prójimo.

Tercero: No deje que el sol se ponga sobre su enojo. Si algo le molesta, no se lo lleve a la cama. No pierda la oportunidad de comunicárselo a su cónyuge. Créame, que tan pronto uno exterioriza de una forma cristiana las ira, cede la presión, y uno comienza a liberar de ella. Mientras que acumularla es como tragar fuego.

            Permítame añadir algo, si usted tiene ira o está molesto por algo que su novio, novia o cónyuge le ha hecho, por favor, no se siente a esperar que la otra persona venga humillada a ofrecerle disculpas. Eso es muy egoísta de su parte. Tome usted siempre la iniciativa, y ate los cabos sueltos de la comunicación, antes de que el tiempo y la distancia empeoren las cosas.

 

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Mejorando la Comunicación - Milton Villanueva
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Serie Prematrimonial  #8                                         

 

La Bienaventuranza del Perdón

 

“Ojalá nunca hubiera motivos o razones para tener que decir: “Lo siento.”

 

             Nunca olvido aquella emotiva escena de la película Historia de Amor, cuando después de todo lo que había pasado, él le dice a ella, muy apesadumbrado: -“Lo siento”.  Y ella le responde: -“hubiera sido mejor nunca tener que decir “lo siento”.  Ojalá, amigas y amigos míos, nunca hubiera motivos o razones para tener que decir “lo siento”. Pero la verdad, la pura verdad, es que siempre los habrá porque no somos perfectos.  Y ya lo dijo el escritor bíblico Santiago: “todos ofendemos en palabras”.  Pero, no solo en palabras; en acciones, con gestos, con miradas y actitudes.

            En efecto, respetables novios y matrimonios que nos honran con su atención, la persona que usted ama no es perfecta, ni usted tampoco. Las ofensas nunca faltarán. Sin embargo, esto no es lo peor del caso. Lo lamentable y destructivo en l relación de pareja es cuando ninguno de los dos, o uno de los dos, no sabe decir “lo siento”. Claro que es doloroso tener que disculparse y pedir perdón, sobre todo, cuando lo tomamos que si fuera una humillación. Pero, ¿se ha puesto a pensar usted en el bienestar que esto produce en las relaciones humanas? En el poder que hay en esa corta expresión: “LO SIENTO, PERDÓNAME”. ¡Cómo cambian las cosas cuando media el perdón! Tanto, cuando lo damos, como cuando los recibimos. Porque negarse a pedir o a darlo nos priva de una dicha interior, de sentirnos bien con nosotros mismos, con los demás, y con Dios.

            Fíjese si esto es importante, que Dios nos dice en su Palabra, que si a la hora de presentarnos ante Él, nos acordamos de que alguien tiene algo contra nosotros, no prosigamos hasta habernos reconciliado. Y esta norma, también aplica a la conciencia de tener o sentir algo contra otra persona.  Cuan esto no ocurre, la persona consciente de la ofensa, sea ella o contra ella, será responsable del empeoramiento de las relaciones.

            Y, échele mano a esto, si no perdonamos sus ofensas a seres humanos como nosotros, tampoco nuestro Padre perdonara las nuestras.

 

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Serie Prematrimonial  #9                                         

 

Buenos Administradores

 

“El dinero representa para el matrimonio un potencial inefable de disfrute y bienestar, pero también puede inflamar todo un infierno en la vida familiar.”

 

             La Palabra de Dios nos dice que debemos ser buenas administradores de la gracia de Dios. Y en un contexto más amplio esto aplica a todo en la vida, inclusive a las finanzas en la familia. Porque, después de todo, ¿hay algo que nosotros tengamos que no hayamos recibido de Dios?  El salmista nos recuerda que: “De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan.”

            En nuestra experiencia familiar hemos encontrado que la clave para administrar bien las finanzas familiares comienza con preparar un buen presupuesto. Y es que nadie puede operar adecuadamente la bolsa familiar, a menos que tenga una idea precisa de cuánto será el monto total de su ingreso, y un panorama bien claro de cuáles serán sus egresos.

            Todo presupuesto familiar debe estar encabezado por un renglón con el que se honre a Dios. El secreto de una administración saludable es apartar para Dios algo de todo lo que él le ha dado, llámele como quiera: “primicias”, “ofrendas”, “diezmos”…, “según lo que haya propuesto en su corazón”. Pedro hágalo con alegría, porque “Dios ama al dador alegre”. Créale lo que Dios le dice: “Dad y se os dará”.

            Poniendo a Dios por delante, haga una lista de los gastos estimados por concepto de necesidades básicas tales como alimentos, vivienda, utilidades, seguro de salud, auto. Añádale los pagos  de deudas, ropa y otros gastos previstos e imprevistos. Y, muy importante, , hasta donde sea posible comiencen tratando de ahorrar un 10% como un recurso para situaciones de emergencias.

            Luego, compare el ingreso estimado con los egresos estimados, y tendrá usted un cuadro real de su situación financiera. Ahora, es el momento de poder, a ciencias ciertas, si hay que hacer algún recorte en algunos renglo9nes de presupuesto, o por el contrario, procurar ingresos adicionales con un segundo trabajo a jornada parcial. Recuerde esto: “usted podrá pasar uno o dos días preparando su presupuesto, lo cual a casi todos nos resulta tedioso; pero si lo hace, y sobre todo, si lo cumple, se evitará muchas noches de insomnio y repetidas trifulcas matrimoniales.

            Algunas medidas que se pueden tomar para no tener que lamentarse son: 1. En lo que adquiere la disciplina de sujetarse al presupuesto, lleve un registro del más mínimo gasta que efectúe. Es de la única forma de usted saber, fuera de toda duda, en qué gastó el dinero, y de crear conciencia de cuánto se despilfarra en gastos alegres pero amargos para una buena administración.  2.  Establezcan un límite de la cantidad de dinero que podrían gastar sin consulta previa.  3. Manténganse al margen de toda compra a crédito, que no sea indispensable para la compra de una viviendo o auto. Por favor, no embargue su futuro porque le tomará mucho tiempo y le saldrá demasiado caro rescatarlo.

 

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Serie Prematrimonial  #10                                         

 

Felicidad Sexual en el Matrimonio

 

“El matrimonio no es solamente una unión espiritual, sino también sexual.”

 

Como en ninguna serie de orientación pre-matrimonial o para recién casados debe faltar un capítulo dedicado al desfrute de la intimidad sexual, hoy compartimos con ustedes algunos principios bíblicos que deberían tomarse en cuenta para la satisfacción sexual de la persona a la que usted prometerá o ya le ha prometido solemnemente hacerle feliz.

            En primer lugar, las relaciones sexuales dentro del matrimonio son buenas y necesarias. De allí que Dios mismo en su Palabra manda a los cónyuges a no “negarse” el uno al otro, ni a prolongar la falta de intimidad, a menos que sea por razones sagradas y por consentimiento mutuo; pero que deben cuánto antes volver a juntarse, “de lo contrario pueden caer en tentaciones de Satanás, por falta de dominio propio”. Dicho sea de paso, el apóstol Pablo tilda como mentirosos y engañadores a aquellos que prohíben casarse usando como pretexto alcanzar o mantener una mayor espiritualidad. Y concluye su argumento diciendo: “Porque todo lo que Dios hizo es bueno”.

            En segundo lugar, debe entenderse que en la intimidad matrimonial cada uno de los cónyuges entra en posesión de lo que, ante la ley de Dios para el matrimonio, le corresponde.  Por eso, añade la Sagrada Escritura: “El hombre debe de cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su cuerpo, sino su esposa.”

            En tercer lugar, el placer sexual debe ser regulado por el principio de que la sexualidad de debe estar orientada hacia uno mismo, sino hacia la otra persona. ¿Qué quiere decir esto? Que no hay lugar para el egoísmo y la auto-complacencia, sino que cada uno de los cónyuges debe procurar la satisfacción de su pareja más allá que la suya personal.

            Y cabe aquí decir, que este mismo principio gobierna la frecuencia de la intimidad, pues esta no estará determinada unilateralmente por los deseos de uno sólo de los cónyuges sino por el principio de procurarse satisfacción mutuamente cuantas veces sus apetitos lo demanden. Por otra parte, estos principios bíblicos en cuanto al desfrute sexual del matrimonio están completamente opuestos a los regateos o condicionamientos mezquinos con que algunos cónyuges suelen chantajearse: “No voy a tener relaciones… a menos que...”  Ningún cónyuge tiene derecho a establecer ese tipo de condiciones motivadas por el egoísmo, el deseo de castigo o venganza.

            Y finalmente, ¡cuidado con los estereotipos de quién debe ser quien encienda el fuego de la estimulación! Ambos están en el perfecto derecho y responsabilidad de hacerlo; y en el fondo, ambos tienen la ilusión de sentirse seductores y seducidos en el lecho matrimonial. “¡Ah!, y recuerde que el disfrute de la intimidad sexual depende de la actividad de ambos, entregándose sin reservas todo el afecto para lograrse el mayor grado de placer.  Después de todo, hay muchos elementos que se conjugan para lograr un buen matrimonio, pero la intimidad conyugal es tan importante, que sin ella en particular, en circunstancias normales, no hay matrimonio.

 

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Felicidad Sexual en el Matrimonio - Milton Villanueva
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Serie: Lo que Anda Mal en el Matrimonio

1 Luces Rojas del Matrimonio - Milton Villanueva
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2 Las estadísticas hablan - Milton Villanueva
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3 Personas problematicas - Milton Villanueva
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4 Nadie asume responsabilidad - Milton Villanueva
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5 Cuando la miel resulta amarga - Milton Villanueva
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6 Palabras para esconder o... - Milton Villanueva
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7 Las mentiras no funcionan - Milton Villanueva
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8 ¡Celoso! ¿Por qué? - Milton Villanueva
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9 El verdadero amor - Milton Villanueva
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10 "Se me acabó el amor" - Milton Villanueva
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Serie: Consejería Bíblica
1. ¿Por qué un cristiano deb ser aconsejado bíblicamente? - Milton Villanueva
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2. ¿Por qué es importante una buena teología en la consejería? - Milton Villanueva
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Serie: Depresión
¿Estás Deprimido(a)? - Milton Villanueva
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Usted mismo se deprime - Milton Villanueva
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Escape de la depresión - Milton Villanueva
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